Fue en un encuentro con miembros de la Organización Internacional del Trabajo.
Las otras críticas de Francisco al Presidente.
En lo que se interpretó como una referencia elíptica a la posición del presidente Javier Milei, el Papa Francisco lamentó que “la economía liberal no acepte el término ‘justicia social'” y, en ese sentido, alertó del riesgo que supone “aceptar pasivamente lo que sucede a nuestro alrededor” porque “esto significa dejar crecer las desigualdades sociales y las injusticias”.
Milei califica al concepto de justicia social de “aberrante” porque considera que en los hechos significa “robarle a alguien el producto de su trabajo para darle a otro; constituye un trato desigual frente a la ley, que además tiene consecuencias sobre el deterioro de los valores morales a punto tal que convierte a la sociedad en una sociedad de saqueadores”.
No es la primera vez que Francisco se diferencia de las posiciones de Milei, ya que en febrero había dicho que “el Estado es hoy más importante que nunca, está llamado a ejercer ese papel central de redistribución y justicia social”, en contraposición al presidente de la nación que llegó a considerarlo “un enemigo” y “una asociación criminal”.
Con miembros de la OIT
Delante de miembros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre otras organizaciones de la sociedad civil, el Papa puntualizó cuestiones que considera “males sistémicos” en materia laboral que “pueden convertirse en plagas sociales” referidas a “las industrias extractivas, la seguridad alimentaria, la migración, la justicia social y la transición justa”.
En cuanto a la justicia social, dijo que es una palabra que “no es aceptada por la economía liberal, por la economía dirigente”, pero señaló que esa negación no debe llevar a menoscabar la importancia de su significación frente a la realidad.
En ese sentido, alertó que se corre el riesgo de “aceptar pasivamente lo que ocurre a nuestro alrededor, ya sea con cierta indiferencia o porque no estamos en condiciones de encuadrar cuestiones a menudo complejas y encontrarles respuestas adecuadas”.
“Pero esto significa -advirtió- permitir que crezcan las desigualdades sociales y las injusticias, incluso en lo que se refiere a las relaciones laborales y a los derechos fundamentales de los trabajadores. ¡Y esto no está bien!”.
Sobre los migrantes, sostuvo que “a menudo se ven como un problema (…) mientras que, en realidad, al trabajar, contribuyen al desarrollo económico y social del país que los acoge” y señaló que la migración también “viene a ayudar el problema de la natalidad” en el mundo.
“Estos países ricos no tienen hijos: todos tienen un perrito, un gato (…), y la migración viene a ayudar el problema de la natalidad. Este es un problema muy grave”, manifestó.
Sobre las condiciones de trabajo de las personas, el pontífice apuntó que “es fundamental que estén relacionadas con los impactos ambientales, prestando mucha atención a los posibles efectos en términos de salud física y mental de las personas afectadas, así como de seguridad”.
También destacó la interdependencia entre trabajo y medio ambiente así como con la seguridad alimentaria y recordó que en zonas como la Franja de Gaza y Sudán, zonas “devastadas por la guerra, se encuentra el mayor número de personas que se enfrentan a la hambruna”.