Moyano y políticos están detrás del negocio con las grúas en la Ciudad.
¿De dónde sacamos tantos progretruchos que dudan que Maduro es un dictador?
Los Moyano (hace rato que no se puede hablar de un solo Moyano, el jefe, Hugo) nunca se privaron de los excesos de velocidad, las curvas enderezadas por la fuerza o violar las reglas aplicables a casi todo el resto. Pero esta vez parece que, al menos, pincharon rueda.
Jorge Macri, el alcalde, les pidió el registro y les mandó boleta. ¿Cómo es este asunto? Como tantos otros que se supieron y otros muchos que se van sabiendo más ahora: concesiones públicas, con negocios empresario-sindicales y políticos detrás y desde hace mucho tiempo.
Este conflicto de los Moyano por las grúas no tiene un pelo de gremial, sencillamente es empresario, aunque los Moyano sean, para la mayoría, más dirigentes sindicales que dueños de empresas. Venían haciendo negocio con el acarreo, un servicio privatizado pésimo y ruinoso para los vecinos (sólo en salarios por 15 grúas se van unos $ 1.000 millones) e iban a seguir haciéndolo: horas antes que Macri tomara el mando, consiguieron una nueva concesión. Larreta apuró la firma, la funcionaria a cargo se resistió y exigió consultar a Macri. ¿Lo hizo?
Les daban diez años y otra ventaja modelo Eskenazi, aunque reducido: anticipo de 8 millones dólar. ¿No es el Eskenazi de YPF más en chiquito, acaso? Pero no se acababan ahí las concesiones de la concesión: les garantizaban un pago si lo del acarreo no alcanzaba. Demasiado. Otra vez demasiado. ¿Habrán hecho un aporte anticipado para la campaña electoral?
Dos de las tres concesionarias, Ashira-Ecoba y Transporte 9 de Julio, huelen a Moyano dueño, aunque en los papeles aparezcan otros, cosa que ya no confunde a nadie. En las negociaciones habla por ellas el “Feucho” Aparicio, secretario de Camioneros. La tercera empresa es SAEM-Tránsito Rosario, con más mugre aún para ocultar. Y detrás de todo, Egdardo Cenzón, ex ministro porteño y de Vidal, siempre íntimo de Nicky Caputo y recaudador mayor del Pro porteño.
Dos-datos-dos para entender más. Uno: la participación, también sin firma, de Horacio Miró, a cargo de la recaudación impositiva de Córdoba desde que ideó el sistema con De la Sota. Miró es un viejo pescador de negocios en el Estado, ahora pegado a otro representante senior del clan cordobés: Franco Mogetta, al mando de Transportes de la Nación, a quien ve cada semana.
Intermediario en innumerables negocios públicos, Miró es socio de Guillermo Seita, el operador político y mediático de Larreta, Schiaretti y Lorenzetti. Lo fue del santafesino Perotti y lo es de su sucesor, Pullaro. Los políticos cambian, los negocios quedan.
El otro dato: hablar de SAEM-Tránsito Rosario es hablar de los Neuss, famosos por el escandaloso caso de corrupción Thales Spectrum durante el menemismo. Están por todos lados: apuestas, telecomunicaciones, energía e inmobiliarias. Y en la Ciudad, manejan las VTV, entre otras cosas. Un dato final: también están muy cerca de Santiago Caputo, el asesor estrella de Milei.
Moyano, que no puede tolerar que le bajen el pre contrato y estaticen las grúas, hizo una soberbia burrada hija de una soberbia herida. Llenó de basura la Ciudad y hasta simuló un incendio en un camión para aplicar el protocolo y tirar la carga en medio de la calle. Nunca había pasado algo así. Nadie cree en esa ingenuidad sin nada de ingenuidad.
Muy nuestro y viejo: no sólo tenemos sindicalistas soberbiamente empresarios, sino afiliados al sindicato peleando por empresarios. Son tiempos de curro masivo. Y son tantos que pareciera que nunca se acaban. Y como son tantos, girarle por DNU 100 millones de dólares al rubro Inteligencia, ahora, con la reforma de la SIDE, se convierte en combustible de alto octanaje para sospechas, denuncias y alboroto legislativo y político. El decreto, sin aviso previo en el Boletín Oficial, sube los gastos reservados, algo que siempre está entre lo más sospechoso en el país de las sospechas (ciertas, muchas).
Milei no quiere o no sabe explicar bien y no se sabe si también esto es otra variante de la ingenuidad desprovista de ingenuidad. Los 100 millones son para arreglar entuertos más que raros, como ese que armó la interventora K Camaño mandando a los espías a cobrar con tarjeta de débito al Banco Nación. Eso sí: en esa tarjeta Súper Agente 86 estaba la dirección de la AFI. No comments. Es posible que en esta reforma de la SIDE vaya saliendo a la luz otro desfile de curros, currazos y curritos. Si hasta Grabois, coleccionista de múltiples y velados recursos proporcionados por el Estado, tenía el suyo. Camaño lo contrató para retirar los residuos de la AFI, naturalmente sin ninguna medida de seguridad.
No relacionado directamente con esto, pero sí con el ¿funcionamiento? de la Justicia, esta semana Mauricio Macri dirá en público lo que dice en privado: que está en contra de la postulación Milei-Lorenzetti para subirlo al juez Lijo a la Corte.
Finalmente, pero no al final, tenemos la elección venezolana, importante para la región y especialmente para la Argentina. El chavismo no puede ganar sin robar la elección y el interrogante es si el fraude superará la diferencia con los votos opositores. Casi 8 millones se fueron de Venezuela, más que de Siria en guerra civil y de Ucrania invadida por Rusia. Pero sólo 70 mil podrán votar. Acá hay 250 mil y están habilitados apenas 2.500. Maduro está más solo que nunca, pero tiene los militares, la Corte y el Congreso, y el cambio de gobierno será en enero. ¿Cómo, de ganar, resistirá la oposición tanto tiempo? De todos modos, nada será igual: aunque imponga el fraude, las tensiones internas serán incontenibles.
Ya en el colmo de caretas afuera, Maduro, el gran demócrata bolivariano (con perdón de Bolívar) llamó a una treintena de K para engañar que alguien vigila la elección (o le vigila el fraude) mientras impide a otros volar hacia el país o, llegados, los deporta. Entonces, otra pregunta que es más para nosotros que para cualquier otro: ¿de dónde sacamos aquí tantos progretruchos que, con cinismo al palo, preguntan a camaradas de hipocresía: ¿pensás que en Venezuela hay una dictadura?
Y ya que estamos con estas preguntas: ¿se puede superar semejante impostura? Sí. La superaron Madres de Plaza de Mayo, saludando a Maduro con el vetusto hasta la victoria, siempre. Ominosa, indisimulable omisión de anteojera o conveniencia política: como en la Argentina de los 70, otras madres en Venezuela lloran y buscan a sus hijos en los centros de detención. Según la ONU, con la dictadura que no se quiere ver, en los últimos años hubo 1443 desaparecidos.