Los amigos del chico asesinado encabezaron la movilización, que comenzó en la puerta del club en el que jugaba a la pelota y terminó con velas en el lugar de su muerte.
Pedidos de seguridad, cánticos contra el intendente Jorge Ferraresi y enojo frente al destacamento policial de Avellaneda.
Era tan chiquito”, “¿Cómo un policía va a disparar al aire?”, “Pobre familia, debe estar destrozada”. Esas son las frases que se repiten en la esquina de Caxaraville y Coronel Rondeau en Wilde. Ocurre que el miércoles, pasadas las 20.30, Bastian Nehemias Escalante (10) fue víctima de un tiroteo entre un policía y cuatro motochorros que intentaban robarle la moto en ese barrio de Avellaneda. Tras dos intervenciones el pequeño murió en el Hospital Finochietto. Horas más tarde, los vecinos -encabezados por un grupo de nenes y amigos del chico- marcharon para sostener su reclamo: justicia por Bastian.
Bastian pedaleaba todos los miércoles para ir a entrenar. Son 15 cuadras las que hacía junto Johana Raquel Montoya (33), su mamá, hasta la Sociedad de Fomento Barrio de la Carne, donde iba a la escuelita de fútbol mixto. A pocos metros de ese lugar el chico encontró la muerte.
Pasadas las 18, vecinos, mamás y papás de los colegios aledaños comenzaron a llegar a la Sociedad de Fomento para poder marchar todos juntos en reclamo de justicia y más seguridad en el barrio, que por muchos años fue el blanco de los delincuentes.
Los chicos encabezaron la movilización. Detrás de ellos y de su consigna se encolumnaron todos. “Que venga el comisario y explique por qué no tenemos seguridad”, gritó una mujer. “Queremos justicia”, reiteró uno de los chicos que llegaron para la marcha.
La convocatoria, como el barrio, tuvo mucha presencia infantil y juvenil. La manzana de Caxaraville, Rondeau, Manuel Raposo y Friuli alberga tres escuelas, de nivel primario y secundario, además del club en el que Bastian jugaba a la pelota. Se respira juventud. Pero se huele peligro.
“Esto es tierra de nadie. Los chicos que van a la escuela nocturna salen a las 22. Siempre roban e incluso cuando vas a tomar el colectivo acá a dos cuadras, en Camino General Belgrano, los colectivos no te paran. Quizás sea por miedo a subir a un delincuente, pero nos perjudica”, dijo Judith, portera de uno de los colegios.
Apenas iniciada la marcha, hubo discusiones entre algunos vecinos. Es que un grupo comenzó a gritar contra Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda. “Esto no es político”, contestó otro de los manifestantes. Hubo retractación y vuelta a la calma, aunque las protestas siguieron con cánticos contra el exministro del gobierno de Alberto Fernández.
A ellos se sumaron carteles contra el comisario. “Afuera”, indicaba una de las pancartas. “Basta de esta maldita inseguridad”, rezaba otra. Cada momento de tensión se dispersó con la vuelta al reclamo unánime: “Todos somos Bastian”.
El grupo caminó unas siete cuadras hasta el destacamento de Infantería. La fila de nenes con la pancarta más grande se colocó en la puerta del edificio. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, se escuchó con voz infantil. También había aplausos y gritos de “justicia”.
Para entonces la marcha ya había crecido. Más de 300 personas participaban cuando redoblaron los reclamos al comisario y la tensión volvió a ir en aumento.
“Salgan, parásitos”, se escuchó en el lugar. Incluso un grupo de adultos intentó correr de primera fila a los nenes. Fue uno de los momentos en que los ánimos estuvieron más agitados en una jornada que quedó teñida de tristeza a la mañana, con la noticia de la muerte de Bastian.
“Le arrebataron la vida en un segundo”, el lamento por el asesinato de Bastian en Wilde
Mientras llegaban los primeros manifestantes, Yamila Gómez (39) aguardaba a su hijo de 12 años a la salida de la Escuela de Educación Secundaria Nº8, a pocos metros del lugar donde Bastian se desplomó. “Siempre traigo y llevo a mis hijos al colegio, por seguridad. Lo que pasó es muy lamentable, tenía casi la misma edad que mi hijo más chico. Esos padres estarán destrozados. Debe ser un sentimiento muy feo perder a un hijo de esta manera”, aseguró a Clarín.
Graciela Enrique (43) también se acercó a buscar a su hijo. Dijo que sin importar el frío, unos 8 grados en el inicio de la noche, se iba a quedar durante toda la marcha.
“Es terrible pensar que de un segundo a otro te digan que tu hijo ya no tiene vida. Es horrible. En un segundo a ese niño le arrebataron la vida. Salía de jugar a la pelota y en la calle encontró la muerte”, manifestó.
Mientras se sumaban vecinos y nenes a la marcha, bajaba el termómetro y se multiplicaban los gorros de lana, los guantes y las camperas con escudos de la zona. Algunos, de la Selección o de clubes primera división, como Defensa y Justicia. Otros, de entidades barriales (Sociedad de Fomento Barrio La Carne, Carabelas de Villa Domínico) como la que Bastian abandonaba junto a su mamá, después de jugar a la pelota, cuando le arrancaron la vida a balazos.
Al final de la marcha encendieron velas. Fue en el lugar donde se desplomó Bastian.